30 mar 2008

Los betas del PRD


Alguna vez (recuerdo que así fue) me di a la tarea de visitar un acuario. Siempre me han fascinado esos sitios. Esa fascinación se debe en gran medida a que se parece a un pequeño zoológico marino. Uno puede hallar, en dichos locales, gran variedad de peces: desde dorados, gupy’s (creo que se escribe así), hasta especimenes de lo más exótico como los ajolotes o pirañas. Hubo una en especial que llamo mi atención. Éste tipo de pez vive separado de los demás; es sumamente intolerante a la compañía y más aún si es de la misma especie. Si los han visto alguna vez, este “pececito” es agradable hasta cierto punto, debido a que sus colores llamativos y el aspecto tropical le dan ese toque. ¿Ya lo identificaron? Se trata del beta.
¿En que puede parecerse un beta y las tribus del PRD? Antes que otra cosa –porque ya imagino el rostro de sorpresa que han hecho- con esta redacción sólo deseo recrear la pluma y realizar unas cuantas reflexiones.
A partir del domingo 16 de marzo de este año (fecha de las elecciones internas del PRD), comenzó el pleito de pleitos entre los militantes. La incertidumbre generada a raíz de los comicios internos y la falta de entrega rápida y veraz de resultados, ha logrado mutar a sus dirigentes en pequeños betas intolerantes. Y ya desde antes varios personajes de esta asociación política se habían transformado no sólo en simples betas: su mutación llegó a grados tales, que desarrollaron colmillos de pirañas con la misión de acabar con el adversario.
Un pequeño recuento:
Las declaraciones entre Ruth Zabaleta y el “peje(lagarto)”; los agarrones verbales entre Ortega y Encinas; el abucheo recibido por los líderes de bancada del Congreso de la Unión en el mitin en defensa del petróleo; y un largo etcétera que es mejor no nombrar.
Jorge Zepeda Paterson, columnista del periódico El Universal, en su redacción fechada el día 17 de marzo de 2008, comenta lo siguiente:

“La izquierda radical no ve problema en echarse en brazos de Porfirio Muños Ledo, Marcelo Ebrad, Manuel Camacho, Dante Delgado y otros ex priístas con los cuales debatieron durante décadas. Pero encuentra natural linchar a Amalia Gracia, a los chuchos, a Cuauhtémoc, fundadores todos ellos de los partidos de izquierda, por el crimen imperdonable de no coincidir con el jefe actual”.

A pesar de ser peces del mismo género, los perredistas están cayendo en una guerra firmada por la intolerancia. ¿Cómo es posible que en esta época, donde la democracia es pregón constante de los políticos de carrera, actos de intolerancia ideológica se lleven a cabo? Aquí es donde hace acto de aparición el beta. Como en la misma pecera no pueden vivir, recurren a aniquilar al otro, hasta que sólo quede el verdadero dueño del espacio que maneja. Lo triste y preocupante de esto, es el saber que los que pagan los platos rotos son los militantes de la base, ya que a causa de los enfrentamientos entre lideres, la fragmentación es mayor y el encono se agranda.
No así sucede dentro del PAN o el PRI (para mala suerte de muchos), debido a que a pesar de presentar diferendos, la ropa sucia la lavan en casa, y, como buena manada, se protegen de los demás predadores. Los perredista, entre ellos mismos, se están haciendo garras las vestiduras y están perdiendo la valiosa oportunidad de consolidar una institución política veraz y fuerte.
El fundador de esta asociación, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, en una carta dirigida a los miembros del partido, pone de manifiesto que “el partido en sus condiciones está incapacitado para cumplir con el compromiso que tiene con el pueblo y la nación”.
Se observa claramente que la postura del otro líder moral (¿ahora, quién es?), no es a favor de uno u otro dirigente de corriente, sino que va por el rescate de las bases que le dieron razón de ser en aquel lejano (y a veces tan cercano) 1988.
Él mismo lo dice: “Es tiempo de recuperar el camino”.
¿Pero qué es lo que contesta el actual dirigente, Leonel Cota?: “El ingeniero es sólo un militante más”.
¿A dónde irá a parar esta lucha intestina entre betas del PRD? Como lo mencioné antes, al perredismo nacional se le está escapando de las manos la consolidación firme ante los electores en potencia ya ni siquiera de 2012, ¡del año que entra! En poco menos de un año, el Congreso estará renovando curules y escaños, y su estancia en dichos sitios dependerá del desenlace que otorgue el beta más fuerte, sino es que ya está condicionada desde ahora a causa de la impresión que han dejado sobre la sociedad.


Alejandro Arzate Galván

De piruja a mujer


“¡Qué no se hagan! ¡Todas las mujeres llevamos algo de pirujas!”, fue la declaración contundente de Remedios ante los ojos atónitos de Moisés, amigo íntimo y compañero de juergas.
-¿No crees que exageras, Reme?- le responde Moy, algo ruborizado ante la mirada de los comensales del café “Leandro’s”
-¿Exagerar? ¡Cómo crees, Moyito! Si es la pura verdad. Mírame, aquí me tienes. ¿No acaso me encanta sentirme deseada por la mirada de los hombres?
-OK, voy de acuerdo en eso, pero ¿todas? Mira aquella jovencita- y señala detrás de ella a una adolescente de 16 o 17 a lo más, entallada en unos jeans y playera rosa de tirantes-, no creo que piense como tú.
-¡Por favor! ¿Por qué crees que viste así? ¿No me digas que sólo por puro gusto? Sabe que la miran y, por lo tanto, la desean con la mirada. ¡Mmm! Si fuera lesbiana, la invitaba a mi depa y…
-¡Cálmate, doña “libertina”! Está bien tu afirmación de lo de las “pirujas”, pero ya estás llegando al colmo.
-¡Con que ahora eres “morales”! ¡Ja! ¿Qué no te acuerdas cuando en la prepa correteabas a las de primero, siendo tú un fósil de sexto?
-OK, OK. Ya con eso me callaste y no refuto tu “afirmación”; pero por esas “afirmaciones” nos descomponemos. Mira la miseria de sociedad que ya somos. No es que me espante, pero me preocupa que ya no seamos leales a nadie
-¡Leales! ¡Ja! ¡Leales mis calzones! Y ya ni en esos confío. Prefiero un tipo por noche que vivir atada a un wey que dice que me “ama”.
-Eso lo dices porque estas ardida.
-¡¿Ardida, yo?! ¡Estás pend…!
-¡¿Ya nos llevamos así, Reme?!
Remedios, consciente de su última frase, entristece de súbito y se queda callada.
-¡Ay, comadre! Sé que no era tu intención ofenderme, pero ¿ya vez que sí tenía razón? Desde que te dejó el Toñis vagas de bragueta en bragueta. Tus razones tendrás y eso no lo juzgo, pero extraño a la Remedios que creía en la sinceridad. OK, no soy monedita de oro para decirlo; y cómo no me voy a acordar de mis correrías de la prepa; pero cuando te conocí e hicimos migas, me hiciste ver mas allá de lo que vivía.
-Perdóname, Moyito- responde remedios en un ligero sollozo- para qué te miento, si es la neta; y me los dices sin el afán de lastimarme. Gracias por ser mi cuate.
-No agradezcas.
-¡Claro que sí!... Además, ando así de chípil, ya sabes, por…
-Tienes visita.
-Sí. Éstas indisposiciones “mensuales”- le comenta, con cierto desagrado.
-¡Ja, ja, ja!- estalla en risa Moisés, al oír a Remedios.
-No te rías. Si fueras mujer, sabrías lo que se siente.
-Perdóname, Reme. Se me “chispoteo”- le dice, con cierto matiz de burla.
-Se me “chispoteo”- le recrimina Remedios a Moisés, quien no ha dejado de reír aún.
-Bueno, bueno; dejémosle así, de ese tamaño.
Y Remedios, aprovechando la confianza que tiene con Moisés, le lanza una pregunta:
-Confiésame una cosa. A sabiendas de lo que me convertido, ¿por qué no te has aprovechado como buen “macho”?
-Porque te quiero.
-¿Me quieres?- pregunta Remedios, en medio de la duda.
-Claro. Hay algo malo en eso- afirma Moisés con suma seguridad.
-No… pero…
-¿Pero?
-Hace mucho nadie me lo decía- Responde Remedios, con la voz ligeramente entrecortada y la mirada vuelta al piso.
-¿Ni tus amantes ocasionales, después del Toñis?
-No- afirmación plena y seria que le da Remedios.
-Entonces ¿qué te dicen?- vuelve a preguntar Moisés, seguro que habrá de hallar algo concreto.
-Que me desean.
-¿Qué más?
Después de un largo silencio, y con notable tristeza, al fin responde:
-Sólo eso.
Moisés, en un ademán llamando al mesero, pide la cuenta, deja la propina y dirigiéndose a Remedios, le dice en tono conciliador y dulce:
-¿Alguna vez has hecho el amor con sólo tomar de la mano a alguien?
-No… nunca… eso creo- responde Remedios, algo confundida.
-OK. Dame la mano y vamos a tu depa que ya es tarde. Mañana, según recuerdo, tienes presentación de proyecto en la oficina y no quiero que te desveles.
Y tomándola con sutileza de la mano, Remedios se deja llevar por el amigo, que de piruja la ha regresado a ser mujer.


Alejandro Arzate Galván.

MARIPOSOARIO

Recomendación











El mariposario es una de los lugares mas recientes que ha puesto a nuestra disposición el Zoológico de Chapultepect. Con una año de creación, a maravillado a un gran numero de gente. Cuenta con más de 40 especies en libertad, las cuales querido lector podrán tenerlas en las palmas de sus manos. El recorrido comenzara con breve explicación del guía. Y durante cada hora se puede ser testigo de cómo una mariposa pasa de ser un capullo a una hermosa flor halada, como citan nuestros antiguos pobladores. El clima esta diseñado para que las mariposas se sientan en su habitad. Por lo que se recomienda vestir ropa fresca. Y si esto fuera poco, la salida mostrara el insectario donde el encontrarse con tarántulas al paso estará a la orden del día.

Quizá este espectáculo a un no se compare con la vista a los bosques de Oyamel situados en Michoacán y el Estado de México, donde año por año las mariposas Monarcas migran para resguardarse del crudo invierno del norte. Pero si es un buen principio para conocer y convivir con tan bellas especies de nuestra naturaleza.

Hoy



Hoy, para que esperar a mañana o aun peor a después, para continuar el interminable canto que es la vida y la sintonía de los sentimientos transmitidos a través de palabras echas poesías, o cuentos. Que mas que un cuento es de por si ya la vida.

Así es como nos remitimos al evento poético realizado el pasado 18 de Febrero en el ESIME Zacatenco, el cual tubo maestro de ceremonia al Profesor Julián Castruita, maestro tallerista del Instituto Politécnico Nacional desde hace ya varios años, quien dijo que no solo es importante la formación académica en el ámbito técnico sino que también en el ámbito humanista en el cual podemos descubrir nuevas formas de expresión. Transmitiéndonos, como enriquece a cada uno de nosotros ese compendio de palabras, puntos, comas e interrogantes, llamada “literatura”.

Este evento participaron poetas y escritores de diversas escuelas del Instituto Politécnico Nacional, los cuales nos leyeron y relataron su forma muy particular de ver la literatura a través de sus cuentos y poemas.

Hacemos una cordial invitación a todos los lectores de nuestra revista ha que se acerquen a los talleres existentes en sus escuelas o delegaciones, ya el realizar una actividad diferente mejorará no solo su conocimiento si no que dará frutos y satisfacciones personales indescriptibles.

Memoria

¿Recuerdas cuando
Paseabas las palomas
En el platanar oscuro
E hirviente
Y cuando me introducía
Tímidamente
A causa de la flor?

Ya no se interrumpe
El silencio sagrado
De aquella habitación.

Todo se apaga.
Ésta es nuestra miseria
Depuse de haber caído.

Aún te llevo
Amalgamada en las voces
Que muerden mi cuello.

Nada tiene importancia
Si minaba el vientre
Con el ósculo provocador
De tentaciones fértiles.

Nuestros tactos
Exploraban
Una y otra vez
Los rincones sonoros
De fuentes inagotables.

Hasta que todo
Felizmente
De nuevo era
Permeado por el silencio.

Los ramajes
De nuestros brazos
Trenzaban y fundían
Nuestros restos
En una sóla alma.

¿Recuerdas
Que deseábamos
Amanecer,
Uno al lado de otro,
Soñando?
Ernesto Jasab

Cómplices


Hablemos,
Ahora que la oscuridad
Se posa en la alcoba,
Sin usar los labios.

Hablemos,
Ahogados en caricias
Apretadas
Lo que callamos.

Todo nos pertenece
Aun cuando,
Encerrados
En sitios prohibidos,
Nada sea nuestro.

Nos pertenece el tiempo
Que hemos comprado.

Nos pertenece el sitio
Alquilado a lo prohibido.

Nos pertenece el miedo
De sabernos ocultos.

El silencio que nos rodea
Se hace cómplice
De nuestros actos.

Los sabes,
Lo sé,
Lo sabemos…

Sabemos
Que mañana,
Tal vez,
Desapareceremos
Sin dejar rastro
De quienes fuimos.

Ahora es el momento
De hallarnos
En el gesto profano,
De recorrernos sin temores,
De habla
Envolviendo las voces,
Ahora pronunciadas
En el profundo sueño
De sabernos deseados.

Ernesto Jasab.

Anónimo


Al hombre que busco,
Le grito, desde los abismos
En los que juego con la pasión.

Tendrá que ser en mi boca
Un cigarrillo con aroma a tabaco de oriente
Un hombre con alma de cafetal en cosecha.

Aquel que seduzca con el movimiento exacto y la caricia certera
El que con deseo esperará en las noches…
Sin aliento, el encuentro furtivo
De mi boca y sus infiernos.

Busco que tenga los años de experiencia
Para andar las colinas de mi dorso,
Y la ignorancia de no encontrarme en los ocasos de mi aliento.

Tendrá que ser un amor prohibido,
Como aquel que nace en el alma de una musa sin creador...

Ya imagino,
Sus dedos buscando la comisura de mis labios,
Recorriendo, con la mirada
Las sombras de mi cuerpo.
Acechando…esperando mi arrepentimiento.

Alejarse, huir a media noche,
Saliendo al encuentro,
Buscar fuego para encender
La hoguera de mi lecho.

Lo veo, en mis sueños
Apretado a mí pecho,
Para no dejar escapar los placeres que le ofrezco
Conteniendo con sus brazos
Los ángeles que llevo dentro,

Tal vez le encuentre
Aunque no sepa su nombre…
Aunque no le conozca a través de los sentidos,
Sé que reconoceré su voz cuando la escuche,
Sus palabras se perderán en el humo de mi último cigarrillo
Cambiara la experiencia de su pasado,
Mentira sobre mis muslos y mis senos,
Dirá que la única miel que ha probado es la de mis labios…
Y yo, beberé de un suspiro
Las delicias de ese encuentro.


Yara Kazan

13 ene 2008

Fuego Nuevo



La fiesta del Fuego era conocida en el México antiguo como “Toxiuhmolpilla”, que significa “atadura de los años”. Esta festividad se realizaba al finalizar cada ciclo de los aztecas, los cuales eran de 52 años cada uno.

Según la leyenda de las creaciones del mundo, el actual debía terminar al finalizar uno de los ciclos. Pero si lograba hacer el fuego nuevo, se aseguraba la vida del mundo por otro ciclo de 52 años. En caso contrario, la humanidad entera perecería, así como el Sol y, por lo tanto, se acabaría el mundo.

En la ciudad de México Tenochtitlan, el fuego nuevo era colocado en el Templo Mayor, al parecer frente al altar erigido a Huitzilopochtli. Ahí se hacia una hoguera y se quemaba copal. Después, el fuego nuevo era llevado a los demás templos de la ciudad, a las casa de los sacerdotes y, por ultimo, a todos los habitantes de la ciudad.

En cada hogar se celebraba la llegada del fuego nuevo, encendiendo una hoguera en el patio de la casa y sacrificando algunas aves, entre ellas codornices. Se quemaba copal y se arrojaba el humo y el aroma hacia todas las direcciones. Este día se preparaba un plato especial llamado tzohualli, que se componía de amaranto y miel; esto era lo único que se comía en ese día, por que incluso estaba prohibido tomar agua, hasta medio dia, en que se realizaban los sacrificios. Terminados estos, se poda comer el dulce mencionado y tomar agua.

Imaginémonos la alegría de la gente ese día. Todos vestían ropas nuevas. En las casa se ponían muebles y enseres construidos especialmente para la festividad. Los dioses se colocaban en sus altares para la ocasión, y se realizaba todo cuanto se tenía previsto para aquella celebración tan importante.


Fuente: Leyendas del México Prehispánico, Editorial Época SA de CV (Mexico 2000)

Literarura Indígena

TLANECI - AMANECE

Xopan Cuícatl


Ihcuac tlalixpan tlaneci, /Cuando sobre la tierra amanecela

in mtztli momiquilia, /la luna muere,

citlalimeh ixmimiqueh /las estrellas dejan de verse,

in ilhuicac moxotlaltia. /el cielo se ilumina.


Ompa huehca itzintlan tepetl, /Allá lejos, al pie del cerro,

popocatoc hoxacaltzin, /sale humo de mi cabaña,

ompa yetoc notlahzotzin, /allá está mi amorcito,

noyolotzin, nocihuatzin. /mi corazón, mi mujercita.



La literatura ha tenido una fuerte presencia en nuestros pueblos indígenas, desde tiempos remotos. Siendo la literatura indígena la creación individual o colectiva (oral o escrita) de acontecimientos históricos y culturales, que son acompañados por el sentimiento y la sensibilidad de su creador a través de poemas, relatos o mitos, que se van transmitiendo de una generación a otra en forma oral. La literatura indigenista en México surge durante el gobierno del general Lázaro Cárdenas.

Su poesía esta impregnada de sencillez en su lenguaje, de belleza en sus metáforas y una gran variedad en sus temas. Se caracterizan por un respeto a lo sagrado, por su concepción en la cosmología y por su respeto a la naturaleza.

El dinamismo observado en la poesía aparece también en la narrativa pero quizá con menos versatilidad. En general todos los trabajos narrativos se ocupan de los mitos funcionales o de los relatos tradicionales. Las versiones de un mito o un relato son abundantes y sus variables tienen que ver más con su extensión que con la sustancia. Se deja de lado la historia reciente y surge el juego libre de la imaginación.

Miedo


Helena Morin
Antes caminaba con los pies descalzos
Antes me peinaba una larga cabellera
Antes...
Antes…
has existido y existes
aunque nadie te vea.

Quien de niño te escucho, por la noches,
en los días, o en las tardes
sabrá de tu presencia.

Estas debajo de un libro,
tras de una prueba,
olvida en una carta,
refugiado en los sueños.

Existe quizá para equilibrar el mundo,
para delatar a nuestra conciencia,
o simplemente… para poder llorar
sin que nada nos detenga.

Revelados


Mirta Rosenberg
(Rosario, argentina, 1951)
*
Mi padre era el mundo y él
nos enseñaba todo: nadar,
conducir, andar en bicicleta,
bailar y hasta disparar armas
de fuego. Yo no creía que el mundo
fuera eso, porque mientras tanto
nos mirabas dulcemente como quien dice
es verdad y que innecesaria.

**
El mundo, a esta altura, se parece
a un conflicto entre las madres
y las hijas. Nosotras, las dos,
sabíamos lo que había que unir
para que la planta creciera,
y si nos equivocamos toda culpa
era entre nosotras. Sin embargo
mutamos con acierto los retoños de las plantas,
y lo que se del mundo cambiaba,
sin otra autoridad.

***
Cuarentaicinco años vivimos juntas
-una buena parte de tu vida y la mía-,
y en ese tiempo fuiste casada, separada
y viuda. Soltera, antes. No sé que preferirías
de tu amplia preformance, pero había cierta
comprensión en nuestra mutua compañía,
la transmisión de cosas confusas y sencillas,
secretos de cocina a medias y cierto gracia tuya
cuando yo me iba, y que no aprendí.

Triste oído mío.

Ernesto Jasab.

Si te hablan del amor
-triste oído mío-
olvida las voces pronunciadas.

Si te nombran las mujeres amadas
-memoria terca-
calla las voces que tatuaron
en los rincones prohibidos.

Olvida…
Olvida…
-corazón caído-
aquello encerrado:
alma y cuerpo.

Levanta tu cabeza,
cierra los ojos
y llora para olvidar.

El vals de los literatos


“Estoy harto de los poetas y de las quinceañeras. Siempre están ensayando el vals de su presentación en sociedad”


Jaime Sabines


Partamos de esta afirmación hecha por el maestro chiapaneco y pensemos un momento en la profundidad de la misma. ¿Existirán en el círculo literario hombres o mujeres que sólo deseen salir en la foto de sociales aún cuando su trabajo no sea de mucho valor (en el sentido estricto de impartir una enseñanza)? ¿Su único deseo es ser la “quinceañera alagada” en la noche de presentación? ¿Y dónde queda el escritor que, como cenicienta, se encuentra relegado al fondo del salón (sino es que al fondo del sótano editorial)?


Podemos diferenciar a dos tipos de literatos en la gran fiesta de las letras: los humildes refugiados en la solemnidad del silencio y de los cuales se puede decir, como dijo Charles Augustin Sainte-Beuve, “la literatura (…) parece tener más sabor (…) cuando procede de alguien que no sospecha estar haciendo literatura”. Por el otro, aquellos individuos capaces de prostituir la pluma, de forma conciente, y estar ensayando ese vals tan esperado y ser presentados con bombo y platillo ante la comunidad.


Imaginemos a nuestros protagonistas reunidos en un suntuoso salón, aderezado con arreglos florales, mesas lujosas, servicio de meseros de primera y un gran pastel de 5 pisos (que bien podría ser el máximo galardón al que puede aspirar cualquier literato).


Pero esta fiesta de quince años tiene un gran problema: todos los escritores se hallan en la edad de la primavera: son “quinceañeras”. Pero sólo una será la afortunada de lograr partir el pastel.
Aquella publicación que demuestre cadencia en el baile y lleve compás exacto en sus letras, además de manifestar la esencia de estas últimas, tendrá la primicia antes mencionada.
Comienza el baile. Las publicaciones empiezan a mostrar sus mejores pasos de baile para alcanzar la gran rebanada de pastel. Unos libros se ven más lentos, se podría pensar que no conocen las reglas básicas de redacción y prefieren verse retirados. Otros, en cambio, son sumamente exagerados en su cadencia (sino presuntuosos) y son aplaudidos, pero no por su riqueza, más bien por la forma en como nos pueden distraer o “autoayudar” a disfrutar del baile sin saber las reglas básicas del mismo. En otra esquina de la pista, podríamos observar a los finos de movimiento, gracia en su lectura y sin pretensión alguna –sólo disfrutan de la noche. Pero muy arrinconados y sin bailar, lograremos ver a quienes no gustan del baile, los escritores y sus libros que se saben superiores a todos.


Ha llegado el momento de la elección. El fallo es difícil y será necesario realizar un cónclave para tomar la decisión de quién tendrá derecho al pastel en cuestión. Los encargados del anuncio se guarecen a la sombra de la discreción y comienzan los debates: “aquel no figura por ser rígido y fuera del canon” dice uno; otro comenta que “es arriesgado entregarle el premio dado que es una mujer” (ya imaginara el lector de éstas líneas que a este buen “juez” se le excluye del debate); “éste sólo ha escrito para agradar, más no para enseñar” comenta otro. Y así se van las horas -hasta meses- y el anuncio no llega.


Cuando por fin se tiene éste, aquellas quinceañeras que ya han ensayado su vals de días atrás, dan por hecho la entrega de la presea. Pero ¡sorpresa! El pastel se ha entregado a un escritor que ni siquiera bailó en la pista, es más, ¡es mujer! La cenicienta relegada al fondo del sótano editorial a fregar los pisos. Aquella no tomada en cuenta porque sus letras no venderían lo deseado por la editorial, pero con humildad y sin desear más premio que ser leída, se presentó a la noche de gala sólo para disfrutar del baile de los demás.
¿Y el vals ensayado? Ese ya no cuenta. Detenta más valor la humildad de escribir por el placer de escribir y mostrar ópticas distintas que un baile sin sentido y a la espera de la rebanada del pastel.

El ángel que vela la embajada


Alejandro Arzate Galván.


Uno de los derechos que más se proclama en nuestros días es tener libertad de _______ (sobre la línea anótese la que se desee ejercer). De la libertad que deseo platicar en esta rápida redacción, es la del libre transito y lo que de ella se derive. Cierto es que al principio de la humanidad propiamente dicha, nunca existió una línea que dividiera la propiedad nuestra con la de los demás. No era necesario siquiera. Pero conforme nos convertimos en seres “racionales” (lo dejo en clara duda), dichas divisiones emergieron desde el más oscuro pantano de nuestros vicios. Surgió la división del trabajo, de género, racial, de propiedad y de territorio (aunque sé, certeramente, que esta lista puede crecer). Aun cuando los países más liberales o modernos pregonen la libertad de transito en su territorio, ésta sólo se ve sometida en la misma zona delineada sobre las fronteras que se han alzado. Entonces, ¿es verdadera libertad de transito? Para lograr cruzar una frontera (aún no me veo en esa necesidad) sé que se debe tramitar una innumerable lista de oficios (visa, pasaporte, cartillas), que si de tener un solo error, se deberá tomar una de dos sopas: no entras al país o no sales de él. Recordemos la película, estelarizada por Tom Hanks, La Terminal, en la cual vemos a un hombre que ingresa a Estados Unidos de forma legal (no hizo como nuestros hermanos mexicanos que saltaron la malla o nadaron el río Bravo), pero como su país, justo cuando él se hallaba en el aire, volando hacia a América –y lo digo por el continente- cae en una revuelta y el gobierno, en el sentido más directo, desaparece. El pobre personaje queda varado en el mar de la burocracia que ha dejado ese golpe de Estado. Ni sale ni entra. Es una ficción en toda el rigor de la palabra, pero suena lógico y de ello se desprende esta pregunta: ¿y la libertad de transito, si él no ha tenido la culpa de lo sucedido en su país?
No es un delincuente, ha entrado de forma legal, pero aun así se le confina a divagar en el aeropuerto. Queda por demás narrar toda la trama; quien no la haya visto, ahora es momento para buscarla, pero por favor, no compre piratería.
Regresando al encause del río al cual me he lanzado, hace unos días, para ser exactos, el 3 de enero de 2008, fecha en que hiciera un terrible frío sobre nuestra querida ciudad, me dispuse junto con mi hermana, a visitar avenida Paseo de la Reforma. Nunca antes había caminado sobre esta importante calle de la ciudad. Está por demás mencionar lo fascinante que es recorrerla, más si se emprende la caminata desde avenida Insurgentes hasta la conocidísima puerta de los leones, que es la entrada al bosque de Chapultepec. Así inició nuestro recorrido. Cámara digital en mano, retratamos cuanto se dejó tomar foto en el trayecto. Como ya lo comenté, nunca antes había puesto pie sobre esta avenida; conforme avanzábamos (pues unos de los objetivos a retratar era la victoria alada de la columna de la Independencia), observe, con cierto extrañamiento, un grupo de vallas apostadas sobre la acera, todas encadenadas. No lograba imaginar que era lo que resguardaban con tanto recelo. Las vallas, colocadas en forma que solo dejaban un mínimo paso sobre la lateral de Reforma, asemejaban una pequeña frontera en ese sitio. Cual fue mi sorpresa, que al acercarme, logré divisar perfectamente el motivo de su colocación: la Embajada de Estado Unidos. Voy de acuerdo que la embajada de un país sea reconocida como parte del territorio que representa donde se halle, pero llegar a ese grado de segregación propia, es algo por demás exagerado. El libre transito ¿dónde queda? Yo mismo, como ciudadano de México, me veo en la necesidad de no lograr transitar a gusto por una de las avenidas más bellas de mi ciudad, sólo porque un gobierno, a donde quiera que tenga representación, se siente amenazado de muerte. Pero esa no es la tragedia, amable lector. La verdadera se menciona enseguida. Un policía, al resguardo de la embajada (mexicano y que debería estar orgulloso del país que le diera vida, historia y una identidad) comenzó a chiflarme como si fuera un extraño o no sé que, por el hecho de tomar unas fotos al grupo de rejas y dar testimonio de la paranoia del norteamericano. No soy terrorista ni delincuente como para ser perseguido en mi propia patria por un servidor publico que debería estar al servicio de la protección ciudadana. Pero más tristeza me causó el notar, que a no mas de 500 metros de ese sitio encerrado entre las vallas de la mediocridad, se encontrara mi amada victoria alada: la columna del Ángel de la Independencia. La escultura en cuestión, sosteniendo con una mano los laureles de la victoria, mira en dirección de la embajada norteamericana, y más pareciera, que en vez de estar anunciando la libertad que representa, más bien le otorgara la certidumbre, a la representación diplomática, de hallarse a salvo bajo la protección de su mirada. Y mi libertad ¿dónde queda? La pregunta, amable lector, habrá que reflexionarla, leyendo más nuestra historia.