30 mar 2008

Anónimo


Al hombre que busco,
Le grito, desde los abismos
En los que juego con la pasión.

Tendrá que ser en mi boca
Un cigarrillo con aroma a tabaco de oriente
Un hombre con alma de cafetal en cosecha.

Aquel que seduzca con el movimiento exacto y la caricia certera
El que con deseo esperará en las noches…
Sin aliento, el encuentro furtivo
De mi boca y sus infiernos.

Busco que tenga los años de experiencia
Para andar las colinas de mi dorso,
Y la ignorancia de no encontrarme en los ocasos de mi aliento.

Tendrá que ser un amor prohibido,
Como aquel que nace en el alma de una musa sin creador...

Ya imagino,
Sus dedos buscando la comisura de mis labios,
Recorriendo, con la mirada
Las sombras de mi cuerpo.
Acechando…esperando mi arrepentimiento.

Alejarse, huir a media noche,
Saliendo al encuentro,
Buscar fuego para encender
La hoguera de mi lecho.

Lo veo, en mis sueños
Apretado a mí pecho,
Para no dejar escapar los placeres que le ofrezco
Conteniendo con sus brazos
Los ángeles que llevo dentro,

Tal vez le encuentre
Aunque no sepa su nombre…
Aunque no le conozca a través de los sentidos,
Sé que reconoceré su voz cuando la escuche,
Sus palabras se perderán en el humo de mi último cigarrillo
Cambiara la experiencia de su pasado,
Mentira sobre mis muslos y mis senos,
Dirá que la única miel que ha probado es la de mis labios…
Y yo, beberé de un suspiro
Las delicias de ese encuentro.


Yara Kazan

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