30 mar 2008

Los betas del PRD


Alguna vez (recuerdo que así fue) me di a la tarea de visitar un acuario. Siempre me han fascinado esos sitios. Esa fascinación se debe en gran medida a que se parece a un pequeño zoológico marino. Uno puede hallar, en dichos locales, gran variedad de peces: desde dorados, gupy’s (creo que se escribe así), hasta especimenes de lo más exótico como los ajolotes o pirañas. Hubo una en especial que llamo mi atención. Éste tipo de pez vive separado de los demás; es sumamente intolerante a la compañía y más aún si es de la misma especie. Si los han visto alguna vez, este “pececito” es agradable hasta cierto punto, debido a que sus colores llamativos y el aspecto tropical le dan ese toque. ¿Ya lo identificaron? Se trata del beta.
¿En que puede parecerse un beta y las tribus del PRD? Antes que otra cosa –porque ya imagino el rostro de sorpresa que han hecho- con esta redacción sólo deseo recrear la pluma y realizar unas cuantas reflexiones.
A partir del domingo 16 de marzo de este año (fecha de las elecciones internas del PRD), comenzó el pleito de pleitos entre los militantes. La incertidumbre generada a raíz de los comicios internos y la falta de entrega rápida y veraz de resultados, ha logrado mutar a sus dirigentes en pequeños betas intolerantes. Y ya desde antes varios personajes de esta asociación política se habían transformado no sólo en simples betas: su mutación llegó a grados tales, que desarrollaron colmillos de pirañas con la misión de acabar con el adversario.
Un pequeño recuento:
Las declaraciones entre Ruth Zabaleta y el “peje(lagarto)”; los agarrones verbales entre Ortega y Encinas; el abucheo recibido por los líderes de bancada del Congreso de la Unión en el mitin en defensa del petróleo; y un largo etcétera que es mejor no nombrar.
Jorge Zepeda Paterson, columnista del periódico El Universal, en su redacción fechada el día 17 de marzo de 2008, comenta lo siguiente:

“La izquierda radical no ve problema en echarse en brazos de Porfirio Muños Ledo, Marcelo Ebrad, Manuel Camacho, Dante Delgado y otros ex priístas con los cuales debatieron durante décadas. Pero encuentra natural linchar a Amalia Gracia, a los chuchos, a Cuauhtémoc, fundadores todos ellos de los partidos de izquierda, por el crimen imperdonable de no coincidir con el jefe actual”.

A pesar de ser peces del mismo género, los perredistas están cayendo en una guerra firmada por la intolerancia. ¿Cómo es posible que en esta época, donde la democracia es pregón constante de los políticos de carrera, actos de intolerancia ideológica se lleven a cabo? Aquí es donde hace acto de aparición el beta. Como en la misma pecera no pueden vivir, recurren a aniquilar al otro, hasta que sólo quede el verdadero dueño del espacio que maneja. Lo triste y preocupante de esto, es el saber que los que pagan los platos rotos son los militantes de la base, ya que a causa de los enfrentamientos entre lideres, la fragmentación es mayor y el encono se agranda.
No así sucede dentro del PAN o el PRI (para mala suerte de muchos), debido a que a pesar de presentar diferendos, la ropa sucia la lavan en casa, y, como buena manada, se protegen de los demás predadores. Los perredista, entre ellos mismos, se están haciendo garras las vestiduras y están perdiendo la valiosa oportunidad de consolidar una institución política veraz y fuerte.
El fundador de esta asociación, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, en una carta dirigida a los miembros del partido, pone de manifiesto que “el partido en sus condiciones está incapacitado para cumplir con el compromiso que tiene con el pueblo y la nación”.
Se observa claramente que la postura del otro líder moral (¿ahora, quién es?), no es a favor de uno u otro dirigente de corriente, sino que va por el rescate de las bases que le dieron razón de ser en aquel lejano (y a veces tan cercano) 1988.
Él mismo lo dice: “Es tiempo de recuperar el camino”.
¿Pero qué es lo que contesta el actual dirigente, Leonel Cota?: “El ingeniero es sólo un militante más”.
¿A dónde irá a parar esta lucha intestina entre betas del PRD? Como lo mencioné antes, al perredismo nacional se le está escapando de las manos la consolidación firme ante los electores en potencia ya ni siquiera de 2012, ¡del año que entra! En poco menos de un año, el Congreso estará renovando curules y escaños, y su estancia en dichos sitios dependerá del desenlace que otorgue el beta más fuerte, sino es que ya está condicionada desde ahora a causa de la impresión que han dejado sobre la sociedad.


Alejandro Arzate Galván

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