13 ene 2008

Revelados


Mirta Rosenberg
(Rosario, argentina, 1951)
*
Mi padre era el mundo y él
nos enseñaba todo: nadar,
conducir, andar en bicicleta,
bailar y hasta disparar armas
de fuego. Yo no creía que el mundo
fuera eso, porque mientras tanto
nos mirabas dulcemente como quien dice
es verdad y que innecesaria.

**
El mundo, a esta altura, se parece
a un conflicto entre las madres
y las hijas. Nosotras, las dos,
sabíamos lo que había que unir
para que la planta creciera,
y si nos equivocamos toda culpa
era entre nosotras. Sin embargo
mutamos con acierto los retoños de las plantas,
y lo que se del mundo cambiaba,
sin otra autoridad.

***
Cuarentaicinco años vivimos juntas
-una buena parte de tu vida y la mía-,
y en ese tiempo fuiste casada, separada
y viuda. Soltera, antes. No sé que preferirías
de tu amplia preformance, pero había cierta
comprensión en nuestra mutua compañía,
la transmisión de cosas confusas y sencillas,
secretos de cocina a medias y cierto gracia tuya
cuando yo me iba, y que no aprendí.

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