De tu ausencia y tú presencia
ya no me queda nada.
Del dolor y desamor
no queda ni tu olor.
De tus besos, tus caricias
ya no quedan las marcas.
De tus frases, tus ideas y palabras,
solo queda el olvido.
De tu aspecto y apariencia
solo queda una memoria.
De tu carne, de tus huesos,
y de todo tu cuerpo,
solo quedan las cenizas.
De tus juicios y valores
solo queda el recuerdo.
De tu propia vida y existencia
solo queda la muerte.
De tu alma y de tu esencia
solo queda el entierro.
De ese ser que fuiste alguna vez,
ya no queda nada, simplemente...nada.
Alondra Meller
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